jueves, julio 20, 2017

En el caso Duarte, el “sospechosismo” se alimenta de impunidad disfrazada de ineptitud.

Pepe Cárdenas en su columna Ventana, de El Universal, opina que el “sospechosismo” se alimenta de impunidad disfrazada de ineptitud.
Ridículos y patéticos han resultado los primeros esfuerzos de la Procuraduría General de la República para acreditar los quebrantos multimillonarios achacados al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Es una pésima noticia que da pena ajena. Parece broma.


El meollo del asunto

Las primeras percepciones del pavoroso caso debilitan al Ministerio Público federal, que fue incapaz de armar un caso sólido en 276 días, contados a partir de la fuga impune, pasando por la película de la captura en Guatemala y la extradición a México.
Además de la ausencia de funcionarios de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, lo cual es injustificable, peor resultó que los fiscales Martha Ramos Castillo, Nelly Magaly Alvarado y Pedro Guevara Pérez, resultaran incapaces de descifrar la carpeta de investigación contenida en tres cajas.
Ante las inconsistencias y torpeza de los “emepés”, el abogado defensor, Marco Antonio del Toro, presume que el caso se está desmoronando. Con desbordada confianza nos dijo: “El gobierno infló un globo que ya se desinfló”.

Aquí la columna
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